Psicomotricidad y grafomotricidad infantil

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La psicomotricidad considera al movimiento como medio de expresión, de comunicación y de relación con los demás y tiene como objetivo el desarrollo de las posibilidades motrices, expresivas y creativas del niño a través de éste. En los niños es algo cotidiano, ya que se desarrolla corriendo, saltando y jugando. Son varios los juegos orientados a desarrollar la coordinación, el equilibrio y la orientación del niño, para desarrollar nociones espaciales y de lateralidad como arriba-abajo, derecha-izquierda, delante-atrás. Además, el niño no solo desarrolla sus habilidades motoras, sino que la psicomotricidad le permite también integrar las interacciones a nivel de pensamiento, emociones y su socialización.

La motricidad se divide en gruesa que se refiere a movimientos amplios: correr, saltar, bailar y en que exige mayor precisión utilizando el ojo y la mano: cortar, dibujar, escribir, etc.

Grafomotricidad

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La grafomotricidad tiene por objeto el análisis de los procesos que intervienen en la realización de las grafías, así como el modo en que éstas pueden ser automatizadas y cuyo resultado  responde a los factores de fluidez, armonía, rapidez y legibilidad.

La grafía es el trazo resultante de un movimiento. Si un individuo es capaz de repetir un trazo de manera idéntica es porque lo ha interiorizado.

En el acto de escribir intervienen, de manera muy acusada, dedos, mano, muñeca y en forma pasiva antebrazo, brazo y hombros. Estas son acciones motrices que, una vez adquiridos los automatismos precisos, se liberan de la fonética originaria. Así, los grafismos o series de grafismos responden a praxias automáticas e independientes que tienen su desarrollo en el tiempo y en el espacio. De otra forma, no seríamos capaces de  escribir con los ojos cerrados, caso de los niños disgráficos.

La escritura es un acto neuro-perceptivo-motor lo que requerirá: capacidades psicomotoras de inhibición, control neuromuscular, coordinación óculo-manual y organización espacio-temporal, coordinación funcional de la mano, independencia de la mano y los dedos con respecto al brazo, así como la coordinación de la prensión y la presión, prácticas neuromotrices correctas, visión y transcripción de izquierda a derecha,  rotación habitual de los bucles (sinistrógiro y dextrógiro) y sostén correcto del útil de escritura. Además de un buen desarrollo del lenguaje oral y un sistema fonológico que permita distinguir los sonidos y madurez afectiva, estimulación y motivación, junto con un buen equilibrio.

Los procesos implicados en la escritura son una serie de mecanismos cognitivos pero que conducen a unas pautas de ejecución motriz, más o menos automatizadas, que son las últimas responsables de la representación gráfica de los signos de la escritura.

Relación entre grafomotricidad y psicomotricidad

Escribir supone un control psicomotor que implica una actividad visual de identificación del modelo caligráfico y la motriz de realización (praxia) de una forma organizada. Así pues, el hecho de efectuar un gesto gráfico representa ya un cierto grado de desarrollo psicomotor y afectivo del niño.

Desde el punto de vista de la psicomotricidad, la escritura debe centrarse en la maduración del sistema nervioso central y periférico, así como en un cierto nivel de desarrollo psicomotor general. Con posterioridad, se aprenden las condiciones especiales de la escritura (motricidad fina).

Otros elementos del desarrollo psicomotor como el control de la postura hacen posible la realización de los movimientos gráficos. La posibilidad pues de coordinar y disociar movimientos de dedos, mano, brazo, presión gráfica sobre el soporte y útil de escritura va a resultar necesaria para la adquisición de una destreza , condicionando la calidad del trazo y su velocidad.

Escribir es diferente de dibujar o copiar letras, ya que copiando letra no producimos lenguaje, aunque dibujar y copiar letras forma parte del proceso de aprender la escritura. Es decir, aunque nos fijemos en el proceso de ejecución gráfica, hemos de considerar que la escritura tiene una finalidad de producción lingüística que siempre ha de estar presente.

Para que un niño logre la ejecución gráfica correcta, al iniciar el aprendizaje de la escritura debe ser capaz de mantener su propio equilibrio postural y la manera menos tensa y fatigada de sostener el utensilio de escritura, orientar el espacio en el que ha de escribir la línea (real o imaginaria) sobre la que colocar las letras de izquierda a derecha y asociar la imagen de la letra al sonido y a los gestos que se corresponden con su ejecución.

Los factores de evolución de la escritura son:

– Desarrollo de la motricidad, distinguiendo dos niveles: general (regulación tónico postural y coordinaciones cinéticas) y el de la motricidad digital

– Desarrollo general del niño, sobre el triple plano de la inteligencia, la afectividad y la socialización;

– Desarrollo del lenguaje y los factores de estructuración témporo-espacial, puesto que si se domina mal el lenguaje, su traducción gráfica será defectuosa (la escritura es un simbolismo de segundo orden), al igual que si existen dificultades para orientar y juntar los signos

– Desarrollo de la situación y del medio, tanto el proceso de aprendizaje como los condicionantes del ambiente social y familiar en el que se encuentra el niño y que pueden favorecer o dificultar el progreso de la escritura.

Los profesionales, que se encargan del desarrollo de las habilidades preescritoras en la atención preventiva o reeducativa de los trastornos del aprendizaje, trabajan precisamente sobre las habilidades básicas con las que el niño tiene que contar antes de llegar a la enseñanza con el lápiz como habilidad muscular fina para controlar los músculos de la mano, integración visomotriz, mover con destreza la mano guiada por los ojos, asir y mantener los utensilios de escritura, realizar formas lisas, trazos básicos, líneas, círculos, etc., discriminación visual, reconocimiento y conciencia de las figuras, formas y letras, así como la habilidad para deducir los movimientos necesarios para realizarlas, describir lo que ve, distinguir entre derecha e izquierda y orientación hacia el lenguaje escrito, incluyendo análisis visual de las letras y las palabras.

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Un comentario en “Psicomotricidad y grafomotricidad infantil”

  1. Zurdera dice:

    La relación que se establece entre la actividad psíquica de la mente humana y la capacidad de movimiento o función motriz del cuerpo es extraordinariamente interesante.

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