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He aquí algunos consejos que te ayudarán a conseguir un entorno agradable y facilitará el poder disfrutar de todos aquellos momentos familiares tan necesarios y escasos durante la rutina laboral y escolar del invierno.
Para lograrlo, es imprescindible organizarse. Conseguirás que ellos se diviertan durante sus vacaciones después de todo un curso obligados a estudiar, estar sentados o permanecer razonablemente quietos en contra de sus naturales instintos y tu serás feliz al verlos alegres y saludables.
1 – Trázate un plan: Desde el primer día, crea estructuras y reglas generales que deberán ser cumplidas lo más fielmente posible. Los niños sabrán a qué atenerse en todo momento y la familia en general estará más tranquila.
Siéntate con los niños y proponles un pequeño debate, de acuerdo con su edad, sobre sus actividades diarias, horas de levantarse e ir a la cama, comidas, excursiones, repaso de lecciones, etc. A los niños les divierte negociar, les ayuda a sentirse mayores. Puedes utilizar una pizarra común o una para cada miembro de la familia, o ambas. Siempre podrás pedir explicaciones si alguien se “salta” alguna de sus tareas programadas.
Quizá tendrás que ser flexible en algunas de ellas pero procura no apartarte demasiado de los pactos realizados.
2 – Procura que estén distraídos en todo momento: Lo peor que puede suceder es tener a un niño rondando por la casa, completamente aburrido. Guarda algo de tu tiempo para llevarlos a hacer alguna actividad que les guste cerca de casa. Prepara meriendas con ellos. Negocia el tiempo que estarán delante del ordenador jugando o haciendo tareas de recuperación del colegio. Planea películas para ver, horas de televisión, aprender cosas nuevas, lecturas adecuadas, salidas o actividades lúdicas especiales para ellos. Es posible también que abuelos, tíos u otros familiares accedan a pasar tiempo con ellos.
2 – Planifica por adelantado las comidas: Haz una lista con los alimentos que tengan más aceptación e inclúyelos al menos una vez por semana o más en el menú. Procura que no sean demasiado complicadas, no te costará mucho ya que las comidas veraniegas son fáciles y suelen contener muchas vitaminas e incluso los niños pueden distraerse confeccionándolas contigo. Aprovecha estos momentos para instruirles sobre los alimentos que les conviene comer y que les hará sentirse mejor. Explica cuentos si es necesario para amenizar estas lecciones y que no les resulten demasiado serias.
3 – Recuerda que tú también mereces un descanso y necesitas dormir lo suficiente para afrontar el día siguiente con garantías. Si necesitas ayuda con los niños, contrata una persona de confianza para que cuide de ellos y resérvate unas horas al día o a la semana para realizar tus tareas o, simplemente, para sentirte libre de ir a algún espectáculo o salir a tomar algo con la pareja o con amigos y familiares.
